Mientras muchos afirman que cumpleaños tras cumpleaños los años se van poniendo más pesados, lo contrario decía Jaime 'el flaco' Agudelo, quien con 83 años de edad, no dejaba de decir que le encantaba ser viejo.
"Llegué después de los cuarenta años de edad a la televisión, por eso la gente siempre me ha visto viejo. Nadie me imagina joven y sin arrugas", afirmaba este palmirano que también estaba a punto de cumplir sus Bodas de Oro de matrimonio.
Antes de dedicarse profesionalmente al humor, realizó todo tipo de oficios, incluso fue taxista, pero su lado artístico siempre lo exploró, llegando a conformar un trío de música colombiana.
Lo curioso, decía él, era que empezó a ser flaco, a bajar o máximo mantenerse en el peso de 53 kilos, luego de contraer matrimonio. "Conmigo todas las cosas son al revés. Los hombres se engordan cuando se casan, pero yo adelgacé", afirmaba el humorista, quien siempre ambientaba sus historias de vida con buenas dosis de humor.
Aseguraba que pese a los años viviendo en Bogotá, nunca se acostumbró al frío. "No podía dormir sólo con mi mujer, dormíamos con los doce tigres de las cuatro cobijas para ver si entrábamos en calor. Era para llorar si te daba sed o ganas de ir al baño a medianoche".
Pese a todo, la última mitad de su vida estuvo viajando de manera permanente entre Bogotá, a donde llegaba por trabajo, y el Valle del Cauca, su tierra natal, a donde volvía buscando una vida tranquila y las altas temperaturas.
Nunca le temió a la vejez; es más, como humorista se aprovechó de ello, tanto como de su extrema delgadez y sus arrugas, para crear personajes claves en la historia de la televisión colombiana: 'El flaco' o el niño 'Jaimito'.
"A Jaime, Dios lo llamará a rendir cuentas un día de estos, o a que le cuente un par de chistes, pero 'El flaco' va a seguir, como 'El mocho Sánchez', a quien siempre recordamos", decía entre risas.
Al país le regaló más de cuarenta años de humor, desde que se dio cuenta de que podía vivir de lo que más le gustaba hacer en la vida: hacer reír a los demás.
Las primeras carcajadas
'Operación Ja Ja' fue su primer proyecto televisivo, donde se encontró con algunos de los humoristas con quienes más adelante fundaría 'Sábados felices', hace 37 años.
"No se sabía cuándo encendían o apagaban las cámaras, porque la mamadera de gallo era desde que nos saludábamos, hasta que nos despedíamos", recordaba 'El Flaco'.
Sus compañeros eran Óscar Meléndez, Carlos 'El Mocho' Sánchez y Hugo Patiño, con quienes vivió los tiempos más gloriosos de este programa de humor.
Aunque no trabajo con él, siempre admiró y le agradeció al legendario humorista Montecristo, pues por él pudo crear el personaje de 'Jaimito', un niño de voz extremadamente consentida y siempre vestido de marinero, a quien no le pasaron los años.
"'Jaimito' me ha llevado de la mano por más de 17 países donde me he presentado y a los que pude ir con mi señora de paseo. Es una bendición tener a 'Sábados felices'", decía.
Nunca dejó el buen humor, ni siquiera a la hora de hablar de los quebrantos de salud que lo aquejaban, "Cuando me siento mal, tomo el personaje de 'Jaimito' para volver a ser un niño, y problema solucionado".
De las manchas en su rostro, que gracias al maquillaje de la televisión ocultaba, también sacaba chiste. Era casi imposible hablar en serio con 'El Flaco'. "Un día me quedé dormido frente a una lámpara ultravioleta por varias horas y quedé así. Ahora sé lo que siente Michael Jackson cuando se ve en un espejo", comentaba.
O como lo dijo el viernes pasado en Palmira, donde hizo la última presentación de su vida, ante los trabajadores de la Alcaldía: "Lo que ven en mi cara es porque me metí a hacer el mismo tratamiento de Michael Jackson, pero se me acabó la plata".
'El flaco' Agudelo fue uno de los pocos humoristas fundadores de 'Sábados felices' que llegaron al programa dos mil. Fueron escasas las veces que faltó a las grabaciones: "creo que son 1.997 ó 1.998 los programas en que he participado, no menos", recordó hace pocas semanas, cuando fue invitado a un capítulo en su homenaje y que se convirtió en su última aparición ante las cámaras de la televisión nacional.
"Llegué después de los cuarenta años de edad a la televisión, por eso la gente siempre me ha visto viejo. Nadie me imagina joven y sin arrugas", afirmaba este palmirano que también estaba a punto de cumplir sus Bodas de Oro de matrimonio.
Antes de dedicarse profesionalmente al humor, realizó todo tipo de oficios, incluso fue taxista, pero su lado artístico siempre lo exploró, llegando a conformar un trío de música colombiana.
Lo curioso, decía él, era que empezó a ser flaco, a bajar o máximo mantenerse en el peso de 53 kilos, luego de contraer matrimonio. "Conmigo todas las cosas son al revés. Los hombres se engordan cuando se casan, pero yo adelgacé", afirmaba el humorista, quien siempre ambientaba sus historias de vida con buenas dosis de humor.
Aseguraba que pese a los años viviendo en Bogotá, nunca se acostumbró al frío. "No podía dormir sólo con mi mujer, dormíamos con los doce tigres de las cuatro cobijas para ver si entrábamos en calor. Era para llorar si te daba sed o ganas de ir al baño a medianoche".
Pese a todo, la última mitad de su vida estuvo viajando de manera permanente entre Bogotá, a donde llegaba por trabajo, y el Valle del Cauca, su tierra natal, a donde volvía buscando una vida tranquila y las altas temperaturas.
Nunca le temió a la vejez; es más, como humorista se aprovechó de ello, tanto como de su extrema delgadez y sus arrugas, para crear personajes claves en la historia de la televisión colombiana: 'El flaco' o el niño 'Jaimito'.
"A Jaime, Dios lo llamará a rendir cuentas un día de estos, o a que le cuente un par de chistes, pero 'El flaco' va a seguir, como 'El mocho Sánchez', a quien siempre recordamos", decía entre risas.
Al país le regaló más de cuarenta años de humor, desde que se dio cuenta de que podía vivir de lo que más le gustaba hacer en la vida: hacer reír a los demás.
Las primeras carcajadas
'Operación Ja Ja' fue su primer proyecto televisivo, donde se encontró con algunos de los humoristas con quienes más adelante fundaría 'Sábados felices', hace 37 años.
"No se sabía cuándo encendían o apagaban las cámaras, porque la mamadera de gallo era desde que nos saludábamos, hasta que nos despedíamos", recordaba 'El Flaco'.
Sus compañeros eran Óscar Meléndez, Carlos 'El Mocho' Sánchez y Hugo Patiño, con quienes vivió los tiempos más gloriosos de este programa de humor.
Aunque no trabajo con él, siempre admiró y le agradeció al legendario humorista Montecristo, pues por él pudo crear el personaje de 'Jaimito', un niño de voz extremadamente consentida y siempre vestido de marinero, a quien no le pasaron los años.
"'Jaimito' me ha llevado de la mano por más de 17 países donde me he presentado y a los que pude ir con mi señora de paseo. Es una bendición tener a 'Sábados felices'", decía.
Nunca dejó el buen humor, ni siquiera a la hora de hablar de los quebrantos de salud que lo aquejaban, "Cuando me siento mal, tomo el personaje de 'Jaimito' para volver a ser un niño, y problema solucionado".
De las manchas en su rostro, que gracias al maquillaje de la televisión ocultaba, también sacaba chiste. Era casi imposible hablar en serio con 'El Flaco'. "Un día me quedé dormido frente a una lámpara ultravioleta por varias horas y quedé así. Ahora sé lo que siente Michael Jackson cuando se ve en un espejo", comentaba.
O como lo dijo el viernes pasado en Palmira, donde hizo la última presentación de su vida, ante los trabajadores de la Alcaldía: "Lo que ven en mi cara es porque me metí a hacer el mismo tratamiento de Michael Jackson, pero se me acabó la plata".
'El flaco' Agudelo fue uno de los pocos humoristas fundadores de 'Sábados felices' que llegaron al programa dos mil. Fueron escasas las veces que faltó a las grabaciones: "creo que son 1.997 ó 1.998 los programas en que he participado, no menos", recordó hace pocas semanas, cuando fue invitado a un capítulo en su homenaje y que se convirtió en su última aparición ante las cámaras de la televisión nacional.